H oy nos reunimos para honrar la vida y el legado de Nelson Mandela, un icono mundial cuya dedicación incansable a la justicia y la igualdad resonará a través de las generaciones venideras.

Nelson Mandela, nacido el 18 de julio de 1918 en Mvezo, Sudáfrica, emergió como un líder visionario en la lucha contra la opresión y la injusticia. Su compromiso inquebrantable con la reconciliación y la paz lo convirtió en un símbolo de esperanza y unidad para millones de personas en todo el mundo.

A lo largo de su vida, Mandela enfrentó innumerables desafíos y sacrificios en su búsqueda de la libertad y la igualdad. Pasó 27 años en prisión por sus convicciones, pero nunca perdió la fe en su causa ni en el poder del diálogo y la compasión para superar la adversidad.

Tras su liberación en 1990, Mandela trabajó incansablemente para liderar a Sudáfrica hacia una nueva era de democracia y reconciliación. Como primer presidente negro del país, desempeñó un papel fundamental en la abolición del apartheid y en la promoción de la justicia social y la inclusión.

El legado de Mandela trasciende las fronteras y las barreras culturales. Su mensaje de perdón y reconciliación continúa inspirando a personas de todas las edades y orígenes a trabajar juntas por un mundo más justo y equitativo.

En este momento de duelo, recordamos a Nelson Mandela no solo como un líder extraordinario, sino como un símbolo perdurable de coraje, dignidad y esperanza. Que su vida sirva como un recordatorio eterno del poder transformador del amor y la justicia.

A medida que reflexionamos sobre su legado, nos comprometemos a seguir su ejemplo y a trabajar incansablemente por un mundo donde todos puedan vivir con igualdad y dignidad.

Descansa en paz, Madiba. Tu espíritu vivirá para siempre en nuestros corazones y tu legado continuará inspirando a las generaciones futuras a alcanzar nuevas alturas de justicia y compasión.